miércoles, 8 de septiembre de 2010

Historia y Orígenes del Chocolate

Los aztecas llamaban al cacao "cacahuatle" y a la bebida que preparaban con él "chocoalt", palabra compuesta por "alt" que significa agua y "choco" que es el ruido que hace el líquido cuando se bate con el molinillo.

El nombre científico del árbol del cacao es "Theobroma" (cacao, en griego) que significa "el alimento de los dioses". Los aztecas atribuían un origen divino al cacao, ya que una de las leyendas aztecas relata que en los alrededores de Tula vivía Quetzalcoatl dios bueno y sabio que representaba el conocimiento y la
sabiduría.

Quetzalcoatl había dado a su pueblo, entre otros beneficios, el fruto del cacao. Por eso, los aztecas aseguraban que las semillas del cacao que les eran ofrecidas provenían del cielo. El magnífico jardín en que florecía el cacahutero, árbol del cacao, servía a Quetzalcoatl para enseñar a sus discípulos la agricultura, la astronomía, las artes y la medicina.

Esto le dio gran fama y aprecio entre todas las poblaciones. Existía, sin embargo, un dios del mal, Tezcatlipoca, que como envidiaba a Quetzalcoatl le dio una bebida embriagante asegurándole que le aliviaría el corazón y lo rejuvenecería.

El buen dios aceptó beberla y por su efecto perdió la conciencia. Al volver en sí, se sintió profundamente apenado por su proceder, ya que había pecado por vanidad.
Quetzalcoatl decidió irse muy lejos y así abandonó a los aztecas. Antes de partir, prometió volver en el año del "cuño", que ocurría una vez cada ciclo de 52 años en el calendario que él mismo había creado para su pueblo.

En 1519, el explorador Hernán Cortés desembarcó junto con sus hombres en México con pretensión de conquistarlo. El emperador Moctezuma y el pueblo azteca los confundieron con sus dioses y creyeron que Hernán Cortés era la reencarnación del querido dios Quetzalcoatl. El año del "cuño" era exactamente el 1519.
El pueblo festejó alegre y el emperador recibió a Cortés con un gran banquete regado de tazas de oro llenas de "Thocolat". Cortés observó cómo los Aztecas trataban la semilla del cacao: la usaban como bebida y como moneda de cambio, cambiando semillas de cacao por oro.

Hernán Cortés mandó a España estas semillas. La bebida de chocolate fue calentada y se le agregaron endulzantes. Su fórmula fue conservada en secreto para hacer de ella una bebida real. En España, la historia del chocolate se popularizó de tal forma que llegó a ser considerada una bebida digna de reyes.

Las cocinas de los monasterios servían como lugar de experiencia, donde se creaban nuevas recetas con chocolate, preparándolo con azúcar, canela, huevo, almendras y vainilla. Poco después, el secreto fue revelado y la fama de la bebida se trasladó a otros países.

Primero llegó a Francia y más tarde se extendió por todo el mundo. Con el paso de los años, el chocolate evolucionó y fue perfeccionándose, al tornarse un alimento cada vez más suave y sabroso.

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